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Los amores de Rubén Darío: Rafaela Contreras, Rosario Murillo y Francisca Sánchez

RAFAELA CONTRERAS

El padre de Rafaela, Don Álvaro Contreras Membreño (N.Honduras 1839) llegó a Costa Rica en 1865 allí trabajó el padre de Rafaela como profesor del colegio de San José y el presidente José María Castro Madriz le pidió  que escribiera en “la gaceta”, diario oficial del gobierno de Costa Rica en esos años conoció a Doña Manuela Cañas Hidalgo, el 27 de febrero de 1868 Don Álvaro Contreras fundó en Costa Rica el semanario “La estrella de Jirazu”, también el 15 de marzo publicó las Reglas de actuación de todo periodista: “El periodista debe ser independiente para defender sin temor la libertad, el derecho, la justicia y el merito ya trate de los pueblos y de los individuos oprimidos, o bien de los gobiernos progresista, liberales y honrados que muchos sufren los rudos golpes del azote de los trastornadores .“ En 1868 Don Álvaro Contreras se casó con doña Manuela Cañas  Hidalgo, luego fundó en Costa Rica el periódico “el  debate”, en 1869 fue Vice Canciller de  Costa Rica el 10 de Abril de 1870 fue electo diputado de la Asamblea Nacional Constituyente de Costa Rica fue nombrado por esta asamblea “comisionado para Redactar el proyecto de Constitución de la república".

Al caer el gobierno constitucional de Don José María Castro  Madriz. Sale de Costa Rica al exilio, esto en compañía de su esposa Manuela y sus 3 hijas (Rafaela Salvadora, Julia y Emilia Josefina. M.  en 1871).

Primer encuentro de Rubén con Rafaela Contreras

Los niños Rubén y Rafaela desde 1876 hasta 1878 fueron compañeros de juegos infantiles en casa de su tía Rita Darío de Alvarado, de ambos niños participaban en las amenas tertulias de Leticia Menéndez, hija segunda del presidente de la república salvadoreña Francisco Menéndez, y buena amiga de aquella familia.

Desde esos tiempos Rubén era protegido del demócrata mandatario Salvadoreño. En esa época Rubén y Rafaela  eran de aquellos compañeros que cantaban y bailaban alegraban las fiestas pueriles, cantaban canciones en las novena de la virgen en las fiestas de diciembre, también en compañía de sus padres compartían sus paseos en la playa.

Esto sucedió así hasta 1878, año en el cual asumió el poder en Nicaragua el Sr. Joaquín Chamorro, el nuevo gobierno lo presionó para que abandonara el país, por lo tanto don Álvaro Contreras, su esposa Manuela y sus 2 hijas debieron exiliarse en panamá, luego se trasladó a el salvador, donde murió Don Álvaro el 9 de octubre de 1882, siempre con el sueño de unificar una sola nacionalidad centroamericana.

En ese funeral, Rubén Darío conoció a Don José Cañas (pariente de Doña Manuela), dio el pésame a Doña Manuela Cañas Hidalgo, a Rafaelita y a su hermana Julia en esa época no había aflorado el amor hacia Rafaelita, sin embargo Rafaelita de 13 y Rubén próximo a cumplir sus 16 en esas circunstancias empezó a frecuentar la casa de la viuda Doña Manuela Cañas y compartir platicas juveniles amenas con Rafaelita, familiares y amigos.

Rafaelita actriz y profesora

Mientras tanto, Rafaelita – como era llamada por todos – intervino de 15 años en una representación de la “traviata” de Giovanni Verdi en san salvador y, para 1888 – de diecinueve – fue profesora de geografía y calistenia en el colegio normal de señoritas de la capital salvadoreña. Por su lado su hermana Julia se había casado. Con Ricardo Trigueros, hijo de un banquero salvadoreño, Manuel  Trigueros, que en esa época acuñaba y respaldaba la moneda circulante.

RAFAELITA PERIODISTA, MUSA Y NARRADORA.

Así mismo Rafaelita seria redactora de la revista de san salvador, Ramos de violetas editada por un  grupo de señoritas en 1890 Rubén desde agosto de 1889,  de nuevo en tierra salvadoreña, había reanudado su amistad con aquella. Brotando en él “una nueva llama amorosa”, precedida por Rosario Murillo en Managua efímeramente apagada.

"Yo creía que todo era una noche

que todo era ya negro para mí alma sin luz.

¡He visto una visión de amor inmenso!

mi alma ya estaba muerta:

la has revivido tú: ¡Ay! Yo quería

hallar un ángel blanco

para mi sueño azul".

Así insertó en el diario la unión Órgano unionista dirigida y financiado por el presidente Francisco Menéndez– relatos y un poema en prosa de Rafaelita, marcados por la imprenta de azul… Pero ella se ocultaba bajo el pseudónimo de ‘’Stella’’.  Rubén interrogó a Tranquilino Chacón, redactor de la unión, sobre la autora de esas prosas –son de Rafaelita– Respondió Chacón ¡ah sí debí  haberlo imaginado!, ¡Que alma más delicada la suya! – exclamó Rubén un vago simbolismo idealista en esas piezas narrativas: “Mira, la oriental”, “Reverie”, “la turquesa”, “aunque en Humanzor no falta la observación objetiva y la crítica social”. De hechos con otros publicados en Guatemala por su esposo convertirían a Rafaelita Contreras en la primera escritora  modernista de Centroamérica. El propio Rubén había presentado “Reverie”  en una nota: “un marco humilde para un lienzo de oro”, (La unión San Salvador 10 de marzo de 1890)

MATRIMONIO CIVIL EN SAN SALVADOR

La dramática vida de Rubén Darío 2




Parte - 2

El poeta niño


A la época en que el público nicaragüense lee los primeros versos de Rubén Darío, ya él ha escrito muchos.1 Por esos versos iniciales un vecino de León, Vicente Quiroz, lo llama “poeta niño” y con este cognomento es tratado en los años siguientes en los círculos sociales e intelectuales del país.2
León tiene un núcleo de intelectuales, poetas algunos, periodistas, jurisconsultos, pero literatos todos, que en diferente medida dan prestigio a la intelectualidad nacional.3 Mariano Barreto ahonda mucho en el saber idiomático; Román y José María Mayorga Rivas, Cesáreo Salinas, Manuel Cano, José Rosa Rizo, Samuel Meza, Félix Medina, Felipe Ibarra son poetas; Buenaventura Selva, Agustín Duarte, Tomás Ayón y su hijo Alfonso, Jesús Hernández Somoza, son jurisconsultos y publicistas; Ricardo Contreras, mexicano, ejerce la docencia y la crítica literaria; Modesto Barrios es periodista, abogado y orador. Todos estimulan a Rubén celebrando sus composiciones, solicitando su colaboración para diversos actos académicos y facilitándole obras literarias que lee con delectación. Esos escritores profesan el liberalismo ideológico; son lectores de Juan Jacobo Rousseau y de Montesquieu, de Tácito, de Plutarco, y en aquel momento tienen como oráculo al ilustre ecuatoriano Juan Montalvo. Rubén lee a esos y a otros autores, sobre todo a los poetas españoles, Zorrilla, Campoamor, Ventura de la Vega, Balart, Bartrina, Núñez de Arce. Lee también a Víctor Hugo, y empieza sentir una admiración por el gran lírico, que irá creciendo con su evolución mental. Lee y escribe, escribe y lee incansablemente. Ensaya todos los metros, todas las formas de estrofa, todos los tipos de composiciones poéticas, desde el dístico a la silva, desde el soneto a la oda.