Cuentos completos de Ruben Dario - Diversos cuentos

DIVERSOS CUENTOS Y DISTINTOS LUGARES

Tenía yo catorce años y estudiaba humanidades.
Un día sentí unos deseos rabiosos de hacer versos, y de enviárselos a una muchacha muy linda, que se había permitido darme calabazas.
Me encerré en mi cuarto, y allí en la soledad, después de inauditos esfuerzos, condensé como pude, en unas cuantas estrofas, todas las amarguras de mi alma.
Cuando vi, en una cuartilla de papel, aquellos rengloncitos cortos tan simpá­ticos; cuando los leí en alta voz y consideré que mi cacumen los había producido, se apoderó de mi una sensación deliciosa de vanidad y orgullo.

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Renco de la pata, más no de la cabeza

Por Hugo J. Vélez Astacio.

Adolfo Cabrera Angulo
En la Chinandega del ayer, don Adolfo Cabrera Angulo, mi pariente, fue un hombre bien apreciado por su trato ameno y ser agricultor responsable. Al final de sus años, ejerció un cargo público en la municipalidad, destacándose con buen suceso. A pesar de nunca ejercer la política, era ampliamente conocido como un anti somocista, sin embargo fue secuestrado por una cédula de “ellos” dolosamente y mal dirigida en busca de dinero, siendo asesinado al no prestarse fueran extorsionadas sus hermanas Cabreras.

Como hombre ameno y coloquial solía decirnos: “¡La vida es bella y avanzar solo cabe caminando por el camino recto y hacia adelante! Uno puede ser renco de la pata, mas no de la cabeza. Eso sería fatal”. Al final de sus años tuve la gracia de tener una relación de especial fraternidad.

A propósito de esa frase, se me vino a la memoria que por igual el Gral. Máximo Jerez, padeció de ese problema en su pierna, después que se le hiriera gravemente. Esto le impidió fundamentalmente lograr el éxito de su campaña militar emprendida contra el Gral. Fruto Chamorro y los Legitimistas, quien había buscado refugio en Granada después de ser derrotado el 13 de mayo de 1854 en el combate en la Hacienda “El Pozo”. El Gral. Jerez con su ejército había sitiado Granada.

¿Pero en qué circunstancias y quien fue el que dejó renco al Gral. Jerez?

Apoyado en un breve artículo de don Servio A. Gómez, como retazo histórico de un hecho tan singular como fue esa acción, hemos conocido quien fue el responsable de tan famoso disparo. “Jerez tenía su cuartel general en la Iglesia de Jalteva, y un día, cuando en el atrio arengaba a sus soldados, una bala de rifle le golpeo en una pierna, lo obligó a guardar quietud por varios días. La respuesta democrática fue aterradora, desde su campo rugió el cañón de manera continua, hasta que la mitad de la torre de la Iglesia de La Merced, cayó con gran estruendo hacia el suelo”.

Por tradición se conoce con visos de verdad, que para entonces residía en Granada un yanqui llamado Mr. John Lacoless, que poseedor de una tienda ejercía el comercio después de haber llegado en un vapor del Comodoro Vandervilt. Se sabía que era poseedor de un rifle moderno para la época, un rifle Mississippi y le asistía una muy buena puntería.

A inicios del sitio militar a Granada, en una acción propio de defensa Mr. Lacoless subió a la torre de la Iglesia La Merced y apuntando serenamente disparó hacia el grupo de soldados en la Iglesia de Jalteva, en la que sobresalía la figura del Gral. Máximo Jerez, hiriéndole en la pierna, tan gravemente que su estado de salud incidió negativamente, trastocando el éxito de la campaña militar que el Gral. Jerez se había emprendido.

Pero la consecuencia de tan certero disparo por el yanqui Mr. John Lacoless, cabe reconocer que en lo absoluto mermo que el Gral. Jerez, ejerciera su liderazgo y limitara su intelectualidad como ideólogo del pensamiento liberal. Mientras que Mr. Lacoless, al tomarse un año después el Coronel William Walker la ciudad de Granada (13 de octubre 1855), este se le incorporó, hasta llegar a ser un lugarteniente especial, siendo muerto en combate en octubre del año 1856.

Hasta que la muerte nos reúna





Este libro se dedica a Vernon Stohr, hombre de campo cuyas raíces están sembradas en el alter de la fraternidad humana. Embajador de su pueblo de Woden, Iowa donde fue pilar sedimentaria a la justicia solidaria familiar. Su corazón libre siempre alimentaba fuego de honores, de servidumbre comunal y esperanza cotidiana. Fue padre de Amy, Velda y Vicki, flores generacionales de dulce tempestad. Fue lucero a sus nietos y nietas que llevan la hombrera de su memoria al mas allá.
Es un honor dedicar este libro a este siervo humilde y pasajero, uniendo su estancia sobre esta tierra a las esferas esotéricas que alimentan las parábolas vivas que la muerte reúne en una plácida tarde eternamente vivida.

Dado en Managua, Nicaragua. Diciembre 10, 2017
Dedicado por su nieto Noah Rosenberg Stohr.

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El autor dedica este libro a su nieto
Montana Fernández Avila, nacido el 9 de noviembre de 2015
y que vive en California, Estados Unidos.

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«¡Qué curioso es el hombre!: nacer no pide, vivir no sabe, morir no quiere…»
Proverbio chino.

«En nuestra inmortalidad, hay que saber recibir el fruto del árbol y la cicatriz de la muerte.»
Elliot Rosenberg, poeta.

«…pero alguien tiene que morirse de vez en cuando en la familia para que los demás se reúnan y se den abrazos sentidos al pie de un ataúd recién cubierto de tierra.»

Jaime Bayly, de su Blog, artículo “Los desheredados,” Lima, enero, 2015

***

AL MORIR, UN HOMBRE HIZO 3 PEDIDOS:

1) Que su ataúd fuese cargado por los mejores médicos de la época.
2) Que los tesoros que tenía, fueran esparcidos por el camino hasta su tumba.
3) Que sus manos quedaran en el aire fuera del ataúd a la vista de todos…

Alguien, asombrado, le preguntó: ¿Cuáles eran sus razones?
Él explicó:

1) Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd, para demostrar que ellos NO tienen ante la muerte, el poder de curar.
2) Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros, para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí se quedan.
3) Quiero que mis manos queden descubiertas fuera del ataúd, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos, al morir nada material se lleva consigo... “EL TIEMPO” es el tesoro más valioso que tenemos, podemos producir más dinero, pero ¡no más tiempo...!

EL MEJOR REGALO que se le puede dar a alguien es TIEMPO…




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Cuento incluido en el libro "Cuentos y Mitos de Nicaragua" segunda edición. Descarga PDF 






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