Leyendas de piedras: Cerro Quizaltepe y La piedra de Cuapa

En San Lorenzo, jurisdicción del departamento de Boaco, cerca del departamento de Chontales, se levanta una cerro rocoso, como si fuera un inmenso monolito esculpido por la naturaleza, conocido como El Monolito de Quizaltepe, cuya belleza y misterio encanta a los viajeante que lo ven desde la carretera.

Muchas historias fantasiosa se cuenta alrededor de esta cerro sobre duendes, apariciones, espantos y hasta del mismo demonio, así como el canto de un misterioso gallo durante la noche, que lo que lo han podido ver dicen que es de oro.

Dicen los pobladores que han visto en la punta, unos niños pequeñitos caminando en fila y que se trataba de los duendes que habitan el cerro.
Una vez la tierra se abrió y brotó lodo y agua que recorrió montaña abajo, en la misma temporada en que la cruz que habían puesto uno religiosos meses antes se había desaparecido a consecuencia de un rayo que le cayó un una noche de tormenta y serpientes surgieron misteriosamente.

Otra leyenda es la aparición de una extraña luz, que según los lugareños, se trata de un gran diamante que se desplaza desde mediados del cerro hasta el pie del mismo.

En el cerro hay un hueco que le dicen La Cueva del Alumbre, su interior es bien claro por el reflejo de los rayos del Sol y por las piedras de alumbre similar a la loza, al estar adentro se comienza a sentir una suave brisa que se propaga en todo el lugar.


Cerro Quizaltepe


Leyenda de "Los duendes de la piedra de Cuapa"


Hacía muchos años, una humilde familia vivían en las faldas de la montaña donde está el gran peñasco llamado "La piedra de Cuapa", cuanta la leyenda que unos duendes habitaban esa piedra y se habían enamorado de una de las hijas de la pareja, estos duendes no la dejaban en paz, todo el día la molestaban escondiéndole las cosas, jalándole el pelo, tirándole piedritas, la familia completa ya no los aguantaban más, pues los duende hacían todo eso porque estaban enamorados de una de las hijas de la pareja.

Eran tan traviesos que un día se robaron un burro y cuando los dueños lo buscaron, lo miraron encaramado en lo alto de la piedra de Cuapa. La señora desesperada hizo un trato con ellos; acordaron que si le bajaban a su burro, ella les regalaría a su hija, por supuesto que esto era una mentira de la madre, solo era una treta para recuperar al burro. Cuando los duendes le devolvieron al animal, la señora no cumplió su parte del trato y los duendes empezaron a molestarlos aún más, se volvieron realmente insoportables, era imposible seguir viviendo allí, entonces la familia decidió irse a vivir a otro lugar. Así que empacaron sus cosas y con la carreta cargada hasta el copete de chunches y sin mirar atrás se pusieron en marcha. A mitad del camino, se dieron cuenta de que se les había olvidado unas cosas, y se disponían a regresar para buscarlas, cuando de repente oyeron unas vocecitas que les decían desde detrás del burro... “¡no! ¡si aquí traemos lo que se les había quedado!” ¡Y qué susto! No eran más que los traviesos duendes que venían detrás de ellos...

¡que va, si de esos bandidos no se capea nadie tan fácil!


Pidra de Cuapa

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