El GÓLEM: Mito, Historia y Leyenda

 

Más Allá del Monstruo de Barro: 5 Revelaciones que Conectan al Golem con Adán y Frankenstein

¿Qué imagen te viene a la mente al oír la palabra "Golem"? Probablemente la de un imponente robot de barro de Praga, un precursor del monstruo de Frankenstein creado por la magia para servir y proteger, pero que inevitablemente se sale de control. Sin embargo, esa popular leyenda es apenas la capa superficial de una historia mucho más profunda y sorprendente.

La verdadera saga del Golem no es solo un cuento de terror medieval. Sus raíces se hunden en las páginas de la Biblia y sus ecos resuenan con una claridad inquietante en nuestras ansiedades más modernas sobre la tecnología. Prepárate, porque vamos a desvelar cinco secretos que cambiarán por completo tu perspectiva sobre esta antigua y fascinante criatura.

1. Mucho antes de Praga, el primer gólem fue Adán

Contrario a la creencia popular, el concepto del Golem no nació en la Europa medieval, sino en la Biblia misma. Según el Génesis 2:7, Dios formó al primer hombre de una manera muy particular: “Entonces Dios formó al hombre del polvo de la tierra”. En ese instante primigenio, antes de recibir el “aliento de vida”, Adán era esencialmente un gólem: un cuerpo formado pero sin alma, una vasija sin terminar.

Esta idea se refuerza en el Salmo 139, donde la palabra hebrea gólem aparece explícitamente con el significado de “embrión” o “masa informe”, describiendo un ser que aún no está completo. Este origen bíblico transforma al Golem de un simple monstruo de folclore en un poderoso espejo de nuestra propia historia de creación, un reflejo de nuestros orígenes como materia informe a la espera de una chispa divina.

2. Su interruptor de vida/muerte era un ingenioso juego de palabras en hebreo

En el corazón de la leyenda yace un ingenioso mecanismo de vida y muerte, un brillante juego de palabras cabalístico que revela una profunda filosofía. Para animar a la criatura, sus creadores escribían en su frente la palabra hebrea 'emet' (אמת), que significa "verdad". Místicamente, esta palabra es inmensamente poderosa, ya que está formada por la primera, la del medio y la última letra del alfabeto hebreo, representando así una visión completa de la realidad, del principio al fin.

El método para desactivarlo era aún más ingenioso. Para arrebatarle la vida, simplemente se borraba la primera letra de la palabra, la 'álef' (א). Al hacerlo, 'emet' se transformaba en 'met' (מת), que en hebreo significa "muerto". La lección es tan sutil como profunda: la verdad completa es vida, pero eliminar un solo fragmento de ella conduce a la muerte.

En una antigua leyenda medieval, el propio Golem, creado por el profeta Jeremías y su hijo Ben Sirá, les explica este principio a sus creadores:

“Dios creó a Adán, y cuando él decidió que el primer hombre debía morir, le borró la letra alef de la palabra 'emet' y Adán murió, ya que 'met' significa 'muerto'. Yo quiero que hagáis conmigo lo mismo”.

3. La famosa leyenda de Praga es probablemente una versión de una historia polaca más antigua

Aunque el Golem de Praga, creado por el rabino Yehuda Loew, es el más famoso, no es el único ni probablemente el original. Existe una leyenda muy similar y anterior, la del Golem de Chelm, creado en Polonia por el rabino Elijah Ba'al Shem, también en el siglo XVI.

Las similitudes entre ambas historias son asombrosas:

  • Propósito: Ambos fueron creados para proteger a la comunidad judía de los ataques.
  • Comportamiento: Ambos causaron problemas por su incapacidad para pensar, protagonizando anécdotas idénticas como inundar una habitación al traer cubos de agua sin parar o talar un bosque entero cuando solo se les pidió cortar leña.
  • Desactivación: Ambos fueron finalmente desactivados por sus creadores al darse cuenta del peligro que representaban.

Los expertos creen que la leyenda polaca es la original. La primera referencia literaria al Golem de Praga data de 1837, mientras que una fuente no judía ya mencionaba en 1674 la capacidad de los judíos polacos para crear golems. Esto representa un caso clásico de evolución folclórica, donde una potente leyenda local fue trasplantada e injertada en una figura histórica más famosa —el rabino Loew— dentro de un centro cultural más grande como Praga, amplificando así su alcance y prestigio.

4. Pudo haber inspirado a Frankenstein (y hay un culpable claro)

Las huellas del Golem de arcilla se encuentran inconfundiblemente en la carne recompuesta del monstruo de Frankenstein. En ambas historias, un sabio "juega a ser Dios" creando vida a partir de materia inanimada, solo para que su creación, incapaz de integrarse en el mundo, se vuelva en su contra. Pero este vínculo es mucho más que una simple coincidencia temática.

La transmisión de la leyenda a la autora de Frankenstein, Mary Shelley, tiene un eslabón muy claro: Jacob Grimm, uno de los famosos Hermanos Grimm. En 1808, diez años antes de la publicación de la novela, Grimm publicó la historia del Golem de Chelm en una revista alemana.

Años más tarde, en 1816, Mary Shelley concibió la idea de su novela durante una estancia en Suiza. Ella misma relató cómo pasaban las noches de tormenta:

“la estación era fría y lluviosa, cada noche nos reuníamos alrededor del fuego y en ocasiones nos entreteníamos con algunas historias alemanas de fantasmas que caían en nuestras manos”.

Es altamente plausible que una de esas "historias alemanas de fantasmas" fuera precisamente el relato del Golem polaco publicado por Jacob Grimm, convirtiendo al antiguo ser de arcilla en un ancestro mitológico directo del monstruo de Frankenstein.

5. Es una antigua advertencia sobre los peligros de la inteligencia artificial

El mito del Golem es una poderosa alegoría que resuena con fuerza en nuestra era tecnológica. Fue creado por humanos para realizar tareas específicas; era un ser que recibía instrucciones, poseía una fuerza inmensa, pero carecía de alma, conciencia y, crucialmente, "no podía pensar". Su función era obedecer literalmente, no razonar.

El conflicto central de la leyenda surge de un pequeño error humano: el rabino olvida desactivarlo para el Sabbath. Debido a este descuido, la criatura acumula energía, se descontrola y siembra el caos. Esto es más que un cuento sobre un monstruo; es una advertencia de 400 años sobre la "caja negra" de nuestras creaciones. Al igual que el pequeño descuido del rabino desató una catástrofe impredecible, nuestros "hechizos" modernos —los algoritmos— pueden producir consecuencias no deseadas a partir de entradas simples. La leyenda del Golem es un cuento con moraleja inquietantemente relevante para la era de la IA generativa.

Conclusión: Un Espejo de Arcilla para el Hombre Moderno

El Golem es mucho más que un monstruo del folclore. Es una profunda reflexión sobre la creación, la responsabilidad y la compleja relación de la humanidad con sus propias invenciones. Desde sus orígenes bíblicos como un eco de Adán hasta su reencarnación moderna en el debate sobre la IA, la leyenda del Golem sigue siendo un espejo en el que nos miramos, cuestionando los límites de nuestro poder y la sabiduría de nuestras ambiciones.

El escritor Jorge Luis Borges capturó magistralmente esta dualidad entre el creador y su creación en su poema "El Golem", cerrando con una pregunta que nos interpela a todos:

“En la hora de angustia y de luz vaga, / en su Gólem los ojos detenía. / ¿Quién nos dirá las cosas que sentía / Dios, al mirar a su rabino en Praga?”.

Curiosamente, hoy muchos relacionan el gólem de la mitología hebrea con la inteligencia artificial... ¿Y vosotros? ¿Qué opináis?

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