El cazador de ceguas y los tesoros de leyendas


Cuentan los ancianos del Norte, que muy cerca de un pueblito que está entre Estelí y Matagalpa, vivió, hace muchos años ya, un cazador de animales feroces, arrecho el hombre, cazaba en un bosque cerca de donde él tenía su ranchito, ahí había árboles muy altos y frondosos, corrían muchos ríos pequeños y la fauna era abundante.

Dicen que un día, como de costumbre, el cazador se fue al bosque, pero esa vez todo era diferente, había absoluto silencio, los pájaros no se oían cantar, el viento no soplaba y las hojas de los árboles estaban inmóviles, las quebradas estaban casi secas, no se veía ningún animal y todo aquello se veía y se sentía un ambiente tenebroso. La gente del pueblo comenzó a murmurar que las tres malvadas brujas que permanecían en un letargo sueño, se habían despertado y que por eso el bosque estaba maldito.

Por las noches, muchos campesinos eran víctimas de las ceguas, micos brujos y chanchas brujas. No son chanchas brujas -decía el cazador-, son brujas chanchas que se transforman en esas cosas.


El cazador estaba enojado y ya que no había más animales para cazar, entonces
decidió cazar a las ceguas era un hombre que no le temía a nada, ni tan siquiera a las fuerzas oscuras del mal. Una noche, a eso de las once y pico, se escucharon unos fuertes lamentos que provenían del bosque, el cazador creyendo que se trataba de una víctima de las brujas, fue al rescate, se puso su cotona al revés, se amarró los pantalones con su cordón bendito de San Francisco de Asís y agarró su alforja que contenía granos de mostaza, agua bendita y otras cosas más que le servían de protección contra espantos, brujas y similares, salió como pedo de mula, siguió el sendero por donde se escuchaban los gritos, cuando llegó al lugar todo estaba en silencio, luego se oyeron tremendas carcajadas a su alrededor, el hombre sintió una palmada en su espalda, voltea y se ve cara a cara con… ¡huy! sí mi querido lector, con una horrorosa cegua, su corazón palpitaba a todo mamón, eso era lo único que se escuchaba varios metros a la redonda y por primera vez el cazador sintió miedo.
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Así comienza el cuento de Mauricio Valdez en su parte introductoria del libro que además contiene ilustraciones hechas por él mismo.

Este es un cuento dividido en cuatro partes: El tesoro de la Mocuana, El tesoro del Coronel Arrechavala, El tesoro de Charco Verde y El tesoro de los duendes del Chonco, contiene mucho de las leyendas populares muy conocidas por todo nicaragüense, ahora moldeados por la imaginación del autor.

El cazador de cegua y los tesoros de leyendas, es una segunda edición del cuento original El cazador de cegua y los tres tesoros, solo que en esta ocasión se le ha anexado un cuarto tesoro o se podría decir un cuarto capítulo. Además ahora contiene preguntas al final, pensadas para estudiantes de primaria, ya que es importante la interpretación de la lectura en esta etapa de su aprendizaje.

Este libro, estilo folleto, de 30 páginas lo puedes adquirir impreso en Casa del Libro, Managua, Nicaragua, por tan solo 40 córdobas. Para más información llama la teléfono 2254 5135.
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