Más Allá de los Aztecas y los Mayas
1. Un oráculo vivía dentro de un volcán en erupción
En el corazón de la Gran Nicoya, el imponente volcán Masaya no era solo una maravilla geológica, sino el hogar de una poderosa entidad divina. Las crónicas relatan que los pueblos de la región creían que en las entrañas del volcán habitaba una anciana, una especie de oráculo a quien consultaban los caciques y sacerdotes antes de tomar decisiones cruciales sobre la guerra o para conocer el futuro.Para apaciguar su furia durante terremotos o tormentas, le ofrecían sacrificios. Según los cronistas, estas ofrendas incluían a veces niños y doncellas, arrojados a la lava para calmar a la deidad. El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo recogió una vívida descripción de esta pitonisa volcánica directamente del cacique de Lenderi:
(...) arrugada, é las tetas hasta el ombligo, y el cabello poco é alçado háçia arriba, é los dientres luengos y agudos, como perro, é la color más oscura é negra que los indios, é los ojos hundidos y ençendidos (..)
Esta creencia no era una simple superstición, sino la manifestación de una profunda conexión espiritual con las fuerzas de la naturaleza. Para estas culturas, las montañas que escupían fuego no eran un desastre, sino un canal de comunicación directo con lo divino.