INTRODUCCIÓN
En la década de los 80 yo fui
uno de esos tantos jóvenes que conocieron la vida militar sin querer hacerlo, y
es que en ese tiempo (1988), lo único que quería era terminar mis estudios de
secundaria, pues cursaba el tercer año en un colegio religioso en la ciudad de
Rivas, pero, a como dije, eran los años ochenta y definitivamente en Nicaragua
un joven que cumplía o andaba rondando los 18 años de edad no podía escaparse
de la llamada “Prevención”, nombre asignado a un grupo de oficiales del
Ejército que patrullaban las ciudades, comarcas y
pueblos, generalmente montados en unos vehículos Jeep militar conocidos como UAZ; a veces iban en unos camioncitos o hasta a pies, esos
eran los policías, todo era militarizado, su misión primordial era encontrar a
jóvenes aptos para cumplir el Servicio Militar Patriótico (SMP) que se convirtió en
obligatorio al intensificarse la guerra, ellos determinaban quien
estaba apto para cumplir con ese deber a la patria, que era por dos años, aunque no tuvieran la edad
requerida, es por eso que en las filas de Los cachorros de Sandino a
como llamaban a los que estaban cumpliendo el SMP, era común ver a chavalos de
15 ó 16, muchos aparentando los 18, a algunos los reclutaban o mejor dicho los
agarraban por vagos o bandoleros, hasta habían reclusos que los mandaban a
cumplir de esa manera sus condenas penales, a otros simplemente por estar en
lugares u horas inadecuadas y los montaban a sus vehículos como si fueran
delincuentes, luego muchos se desertaban no importando que lugar recóndito de
Nicaragua los habían mandado, lo más triste era que muchos eran devueltos a sus
familiares hecho cadáveres dentro de bolsas plásticas negras o en ataúdes
herméticamente sellados.